Propósito

Este blog fue elaborado con el fin de brindar información básica sobre trastornos endocrinos (diabetes mellitus, problemas de la función de la tiroides, hipófisis, glándulas suprarrenales, ovarios y testículos entre otros) para pacientes costarricenses. Cada semana se revisará brevemente un tema y los usuarios están invitados a hacer comentarios y plantear preguntas.





domingo, 22 de agosto de 2010

Obesidad en niños: un problema de salud pública

Tengo ahora la dicha de que el doctor Bogarín (Endocrinólogo Pediatra del Hospital Nacional de Niños) nos comente sobre la obesidad en niños de Costa Rica.


La obesidad en niños, se ha convertido en un serio problema de salud pública. En los últimos años su prevalencia ha aumentado a niveles alarmantes. Este problema se está presentando a nivel mundial. En Estados Unidos se estima que actualmente hay alrededor de 60 millones de adultos obesos. Nuestro país no está exento de dicho problema. La Encuesta Nacional de Nutrición 2008- 2009, realizada por el Ministerio de Salud, reportó una incidencia de sobrepeso y obesidad en el grupo de niños de 5-12 años de 21.4%, y en el grupo de 13-19 años la incidencia fue del 20.8%; eso significa que 1 de cada 5 niños y adolescentes tienen sobrepeso.
Estas estadísticas deben preocuparnos, ya que diferentes estudios han demostrado que el niño y/o adolescente que se mantiene obeso y llega así a la etapa de adulto joven, tendrá mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, trastornos de lípidos (colesterol elevado), hipertensión arterial, diabetes mellitus, ciertos tipos de cáncer (mama, colon, riñón), entre otros padecimientos.
La obesidad en pediatría se define según el índice de masa corporal (IMC), la cual es una medida que correlaciona el peso y la talla del niño, y existen límites establecidos para determinar si un niño tiene obesidad o no. Estos límites se llaman percentilos (que son medidas estadísticas). Cuando el IMC está por encima del percentilo 95 se habla de que un niño tiene obesidad, si su IMC se encuentra entre el percentilo 85 y 95 se define como sobrepeso, y el IMC ideal sería el que se ubica por debajo del percentilo 85.
Las causas de obesidad son múltiples, existen factores genéticos, hormonales, ambientales y culturales. Si bien es cierto se han determinado alrededor de 20 genes, que favorecen la obesidad en las personas; las causas genéticas y hormonales identificadas de obesidad son pocas. La influencia de factores ambientales y culturales, es más importante. Factores ambientales como la movilización de la población hacia zonas urbanas, donde los espacios para vivir son más reducidos, y la disponibilidad de zonas verdes, para que la población realice actividad física es menor. Factores culturales como el comportamiento alrededor de la comida, la aceptación de algunas culturas de personas con sobrepeso, las diferencias entre hombres y mujeres, donde estas últimas se preocupan más por perder peso; son de las razones del por qué la obesidad es un problema difícil de resolver.
Es de gran importancia, que reconozcamos que la obesidad es un mal que nos está afectando diariamente, y que es necesario tomar acciones para prevenirla. Estas acciones deben involucrar a la familia, las comunidades, el personal de salud, y por supuesto a los gobiernos. Las acciones preventivas deben incluir tanto al individuo, como a la población general, y son precisamente las políticas orientadas hacia la población las que tendrán mayor impacto en la prevención de la obesidad.
Entre las acciones preventivas más importantes está el estimular la lactancia materna, hay estudios que han demostrado que lactancia materna exclusiva por los primeros 6 meses, y continuarla por al menos hasta el año de edad, previenen obesidad en un futuro. Sin embargo es preocupante que el porcentaje de mujeres que inician lactancia materna ha disminuido. Es triste saber que muchas veces las dificultades para la lactancia materna son de tipo cultural, como por ejemplo la falta de lugares limpios y seguros en el lugar de trabajo, para que las madres puedan extraerse la leche materna, y almacenarla para que luego alimenten a sus hijos, cuando retornen del trabajo.
Otra acción importante es la actividad física que nuestros hijos deben realizar, las recomendaciones actuales es que realicen al menos 1 hora de actividad física, al menos tres veces por semana, aunque lo ideal es que la realicen todos los días. Es preocupante ver cómo cada vez nuestros niños y adolescentes son más sedentarios, permanecen largos períodos sentados viendo televisión o jugando videojuegos, período durante el cual, la ingesta de comida no saludable (frituras, bebidas azucaradas, entre otras) es mayor. Lo recomendable es que el tiempo de pantalla, que se refiere al tiempo que permanecen en estas actividades, sea menos de 1 hora por día. Debemos buscar lugares aptos y seguros donde nuestros hijos, puedan tener su actividad física, es ahí donde la participación de las comunidades y autoridades locales es de vital importancia, ya que les compete a ellas asegurar la presencia de dichos espacios.
Las escuelas juegan un papel importantísimo en la vida de nuestros hijos, la alimentación que se les brinda, no es en muchos casos, la más adecuada; es preocupante comprobar que los menús que se ofrecen en los comedores escolares y colegiales no son nutritivos, se abusa de la cantidad de harinas, no se incluyen suficientes porciones de frutas y vegetales. Además la actividad física no se promueve lo suficiente. Es necesario que las autoridades pertinentes hagan consciencia del problema de la obesidad, y estimulen tanto una alimentación sana, como la actividad física en las escuelas y colegios. Aun mejor sería que los niños y adolescentes lleven meriendas preparadas en la casa, para evitar que compren comidas no saludables.
Con respecto a la nutrición que reciben nuestros hijos en la casa, debemos ser conscientes de que en muchas ocasiones no es la más apta, se favorece el consumo de comidas de alto contenido calórico, y poco contenido nutritivo. Se debe estimular el consumo de frutas y verduras a al menos 5 porciones por día, aumentar el consumo de fibra en sus dietas, y limitar el consumo de bebidas azucaradas, como jugos, gaseosas, que no son para nada nutritivas. La comida no debe ser utilizada como un castigo o una recompensa, es además ideal que los tiempos de comida se respeten y dentro de lo posible que toda la familia participe de esos tiempos, que sea un rato de compartir en familia, donde se estimulen hábitos sanos.
En lo que se refiere al tratamiento médico de la obesidad, la primera acción a tomar es cambiar los estilos de vida, pero esto debe incluir a toda la familia; no es válido pensar que el problema es solo de un hijo, y los demás no necesitan hacer dieta, la solidaridad debe prevalecer en estas situaciones, donde toda la familia se adhiera a un plan de nutrición saludable.
Si a pesar de aumentar la actividad física, y estimular la nutrición saludable, persiste la obesidad en determinado niño, existen opciones de medicamentos, entre ellos el orlistat y la sibutramina; sin embargo en la edad pediátrica el primero está aprobado para mayores de 12 años, y la sibutramina está aprobada para mayores de 16 años. Los estudios realizados con estos medicamentos, demuestran que son eficaces, sin embargo estos estudios no se han prolongado por más de 1 año; por lo que no se cuenta con datos, de si el utilizarlos por períodos más prolongados sería seguro.
En conclusión la obesidad se ha convertido en un problema mundial de salud pública, que está afectando a todos los grupos de edad; pero que a nivel de pediatría, es especialmente preocupante, ya que estos niños obesos si persisten así en la vida adulta, tendrán mayor incidencia de un sinnúmero de enfermedades, que acortarían la expectativa de vida, así como disminuir la calidad de vida. Y que para un sistema de salud, el tratar la obesidad con todos sus problemas concomitantes se convierte en una inversión muy cara, que no todos los países pueden afrontar.
Por eso lo más importante es que se reconozca a la obesidad como una amenaza para nuestros niños, y tomemos un rol activo en su prevención. Solo así se podrá disminuir el alto costo que está teniendo para nuestra sociedad, el lidiar con este problema.



Realizado por:
Dr. Roberto Bogarín Solano
Pediatra Endocrinólogo
Hospital Nacional de Niños
Policlínico San Bosco.
Teléfono: 2256-5403
Email: roberto.bogarin@pediatria.co.cr

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